Con Jesús por la mañana.
La tercera edad es, además, la edad de la sencillez, de la contemplación. Van del sentido de responsabilidad a la amistad, a la no-búsqueda del poder, a la prudencia en los juicios, a la paciencia, a la sabiduría; de la interioridad, al respeto de la Creación, a la edificación de la paz. Las sociedades humanas serán mejores si saben aprovechar los carismas de la vejez (cfr. Papa Francisco). ¿Qué podrías aprender de estos “giros” de la vejez? Elige uno y concreta un propósito para crecer en él. Ofrece lo de hoy por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde.
“Les aseguro, de los nacidos de mujer no ha surgido aún alguien mayor que Juan el Bautista. Y sin embargo, el último en el reino de los cielos es mayor que él” (Mt 11, 11). El Bautista ha disminuido para que Jesús crezca, su misión fue abrir el sendero para el Señor. ¿Sabes ocupar tu lugar y compartir con otros? ¿Eres tú el centro o permites el crecimiento de los demás? Pide a Jesús: “Dame a conocer la humildad de Juan el Bautista para que Tú crezcas y yo disminuya”.
Con Jesús por la noche.
Recoge tu día. Busca un momento de sosiego interior. ¿Qué viviste hoy? ¿Cómo fueron los encuentros? ¿De qué estás agradecido? ¿De qué deseas pedir perdón? ¿Qué te propones para mañana?
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