«El Espíritu del Señor está sobre mí porque él me ha ungido» (Lc ,).
Los símbolos del Espíritu Santo: la unción. El simbolismo de la unción con el óleo es también significativo del Espíritu Santo, hasta el punto de que se ha convertido en sinónimo suyo. En la iniciación cristiana es el signo sacramental de la Confirmación, llamada justamente en las Iglesias de Oriente «Crismación». Pero para llegar a captar toda la fuerza que tiene es necesario volver a la Unción primera realizada por el Espíritu Santo: la de Jesús. Cristo [«Mesías» en hebreo] significa «Ungido» del Espíritu de Dios.
En la Antigua Alianza hubo « ungidos » del Señor, de forma eminente el rey David. Pero Jesús es el Ungido de Dios de una manera única: la humanidad que el Hijo asume está totalmente «ungida por el Espíritu Santo». Jesús es constituido «Cristo» por el Espíritu Santo. La Virgen María concibe a Cristo del Espíritu Santo quien por medio del ángel lo anuncia como Cristo en su nacimiento e impulsa a Simeón a ir al Templo a ver al Cristo del Señor. Es de quien Cristo está lleno y cuyo poder emana de Cristo en sus curaciones y en sus acciones salvíficas.
Es él, en fin, quien resucita a Jesús de entre los muertos. Por tanto, constituido plenamente «Cristo» en su Humanidad victoriosa de la muerte, Jesús distribuye profusamente el Espíritu Santo hasta que «los santos» constituyan, en su unión con la Humanidad de Hijo de Dios, «ese Hombre perfecto… que realiza la plenitud de Cristo»: el «Cristo total», según la expresión de san Agustín.
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