¡Hermano, déjate guiar por los consejos que hacen bien a tu alma!
¿En dónde empieza nuestro debilitamiento? Cuando comenzamos a tener una mente orgullosa.
Una mente soberbia considera que es mejor dejar de guiarse por los mandamientos de Dios, para hacerlo por sí misma. O, mejor dicho, prefiere dejarse guiar por el pecado. Y el pecado paga su precio, inexorablemente.
También tienen una mente débil esos que no quieren acercarse a la confesión de los pecados; luego. que no esperen el auxilio de los médicos. Es verdad que estos últimos son de ayuda, pero a la mente el único que puede ayudarla es Dios.
Si los hombres actuaran siguiendo los mandamientos de Dios, que son los mandamientos de nuestra esencia, y no cometieran desmanes, evitarían, prevendrían todas las aflicciones. Pero, actuando como lo hacen, ellos mismos corren a romperse la cabeza, para después llorar amargamente...
¡Hermano, déjate guiar por los consejos que hacen bien a tu alma! De lo contrario, recuerda: cabeza que no sigue consejos, se parte para siempre y no hay quien pueda arreglarla.
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