Empapados por el agua del Espíritu
En Hechos de los Apóstoles, capítulo 1, versículo 5, está escrito: “Juan bautizaba con agua, pero ustedes serán bautizados con Espíritu Santo” Esta es la voluntad de Dios Padre, la acción del Espíritu Santo en nosotros. “Bautizar” es “inundar” tienen significados semejantes. Así como un pedazo de lienzo queda empapado de agua, nosotros también debemos estar empapados del Espíritu.
En la medida que cumplimos nuestras actividades diarias, que nos donamos continuamente, a veces nos ensuciamos. Hay situaciones en las que es necesario tocar suelo, porque las personas se encuentran ahí; son hijos de Dios que están en el piso, no podemos tener miedo de colocarnos entre los “escombros” para sacarlas de ahí y salvarlas.
¡Si todos fuéramos marcados por la suciedad de los demás, qué felices seríamos! Bendita suciedad, pues, así el Espíritu Santo nos volverá a empapar y nuestra vida será un continuo renovarse. Para que esa limpieza se de en nosotros, el Espíritu de Dios necesita mover y remover muchas cosas dolorosas, malas e incómodas. Es como si Él revolviera la “ropa sucia” en el lavarropas o incluso “fregara en el tanque”. Es justamente en esa hora que nos duele. Si no sucede así, no seremos limpios.
El Espíritu Santo tiene mucha paciencia, porque necesita de tiempo para empaparnos y limpiarnos nuevamente para que podamos cumplir toda la obra de Dios. Por medio de nosotros el Espíritu va a inundar a otros: y hay mucha gente necesitando ser llenada de las gracias de Dios.
Necesitamos usar los dones del Espíritu, pero, tal vez, Él esta en nosotros como el agua está en el caño, y es necesario que abramos la canilla. ¡Cuando la abrimos sucede un efecto extraordinario! ¡Abrámonos a la acción de esos dones!
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
No hay comentarios:
Publicar un comentario