viernes, 10 de julio de 2015
LAS COSAS A SU TIEMPO
¡Tantas veces intentamos forzar las cosas para que ocurran y tratamos de imponer nuestro criterio por encima del de otras personas, creyéndonos en posesión de la verdad y de la opinión más sabia! Puede que estén o no equivocados, pero también tienen derecho a equivocarse y tomar las decisiones que crean convenientes.
En nuestra humanidad acabamos desesperándonos muchas veces porque queremos que las cosas ocurran ya. Pero todo tiene su tiempo. Hay tiempos para reír y hay tiempos para pasarlo bien, otros para pasarlo mal y sufrir; porque el sufrimiento también es parte de la vida aunque no nos guste y queramos huir de él apresuradamente. Dios tiene sus propósitos para cada uno de los tiempos que nos toque vivir y debemos dejarle obrar en su voluntad perfecta. Pero confieso que me cuesta descansar en Dios. Sin embargo estoy aprendiendo que las cosas solo ocurren en el tiempo de Dios. El kairos, el tiempo oportuno y diseñado desde el cielo, dónde Dios interviene en la vida de los hombres.
Los seres humanos vivimos en una lucha continua y directa entre lo emocional y lo racional. Queremos saberlo todo y controlarlo todo. No nos gusta la incertidumbre y eso nos lleva a ser impacientes, a hacer y decir cosas que no debiéramos y que no son apropiadas. Porque la realidad es que hay muchas cosas que están fuera de nuestro alcance y de nuestro control y nada podemos hacer. Y las intervenciones divinas no ocurren cuando queremos o esperamos, sino en el kairos, es decir en el tiempo de Dios.
Dios tiene su propio horario, y debemos confiar en la voluntad de Dios, confiar en Su manera de hacer las cosas y confiar en Su horario, en vez de tratar de imponerle el nuestro.
Si realmente creyéramos que Él tiene lo mejor para nosotros ¿no le permitiríamos llevar a cabo sus planes como Él considerara mejor? Dios es Soberano, Él tiene todo en sus manos; Él no se tarda, y tampoco llega antes; Él sabe cómo y cuándo hacer las cosas. Nosotros necesitamos esa dirección que proviene del cielo, confiando en su bondad y poder.
No basta con seguir el camino correcto, sino que debemos hacerlo en el momento adecuado. Para ello necesitamos estar en sintonía con Dios y con sus propósitos eternos. Mantener una perspectiva eterna. La vida terrenal no es más que una pequeña porción de la eternidad.
Debemos aceptar lo que nos venga en la vida, pero no podemos hacerlo en nuestras fuerzas sin caer en la desesperación y el desaliento; Jesucristo dijo: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” Mateo 11:28. La Biblia nos llama a arrepentirnos de nuestros pecados y creer en Cristo para nuestra salvación y a entregarle el control de nuestras vidas. Solamente la fe y la confianza en Dios nos fortalecen para aceptar y perseverar sin importar lo que suceda en nuestra vida.
Cuando el tiempo de Dios no coincide con nuestras expectativas, tenemos dos opciones: tomar la iniciativa o esperar en Él. Tomar atajos para escapar de las dificultades o del sufrimiento, nunca es la respuesta a nuestros problemas. La única manera de recibir todos los beneficios que Dios tiene para nosotros es confiar en Él y esperar pacientemente a que actúe a nuestro favor.
Celia Casalengua
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