viernes, 10 de julio de 2015

No más grande... sólo servidor

“El servidor no es más grande que su amo”
Afraates (¿-c. 345), monje, obispo cerca de Mossul
Las Disertaciones, nº 21

Jesús ha sido perseguido como lo fueron los justos [del Antiguo Testamento], para que, los perseguidos hoy, sean también consolados; esos que son perseguidos a causa de Jesús perseguido. Porque él mismo nos ha escrito y metido en el corazón: “Si a mi me han perseguido, también a vosotros os perseguirán. Puesto que os persiguen porque no sois del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Jn 15,19-20; 17,14). Antes, en efecto, nos había escrito: “Vuestros padres os entregarán, vuestros hermanos y vuestros parientes, todo el mundo os odiará a causa de mí”. Y nos enseñó también: “Cuando os harán comparecer ante los jefes, los magistrados y los reyes del mundo, no os preocupéis por lo que diréis, o como debéis responder: soy yo quien os dará un lenguaje y una sabiduría tal que vuestros adversarios no os podrán vencer, porque no soy vosotros quienes hablaréis, sino que el Espíritu de vuestro Padre será quien hablará por vosotros”.

Es este Espíritu el que, por boca de Jacob ha hablado a Esaú, su perseguidor; es el Espíritu de sabiduría que ha hablado al Faraón por boca de José perseguido; es el Espíritu quien, por boca de Moisés, ha hablado en todos los milagros que éste hizo en el país de Egipto…; es este el Espíritu el que cantaba por boca de David perseguido para apaciguar a Saúl, su perseguidor, del mal espíritu ; es de este Espíritu que había sido revestido a Elías, con el que dio una reprimenda a Jezabel y a Acab su perseguidor…; es este Espíritu el que ha reconfortado a Jeremías y le hizo mantenerse audazmente firme, para corregir a Sedecías; es el Espíritu que ha guardado a Daniel y a sus hermanos en el país de Babilonia; este mismo Espíritu es el que ha salvaguardado a Mardoqueo y a Ester en el país donde vivían cautivos.

Escucha, amigo mío, el nombre de los mártires, confesores y perseguidos: Abel, Jacob, José, Moisés, Josué, Jefté, Sansón, Gedeón y Barac, David, Samuel, Ezequías, Elías, Eliseo, Miqueas, Jeremías, Daniel, Ananías y sus hermanos, Judas Macabeo y sus hermanos… Pero el martirio de Jesús ha sido el más grande y el mejor de todos: ha sobrepasado en tribulaciones y en confesión a todos los anteriores y a todos lo que vendrán.

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