LA GRAN MURALLA CHINA
He subido a la Gran Muralla de China en dos
ocasiones, el 21 de marzo de 2009 y el 30 de junio de 2010. La Gran Muralla
china es patrimonio de la humanidad proclamada por la UNESCO y una de las siete
maravillas del mundo. La muralla se extiende más de seis mil cuatrocientos
kilómetros aproximadamente. Al igual que un dragón gigantesco, serpentea de un
lado a otro a través de desiertos, praderas, montañas y mesetas. Se trata del
proyecto de construcción más grande jamás realizado. El grosor de la muralla
varía entre unos cuatro metros y medio y nueve metros y es de hasta siete
metros y medio de altura. Construida con losas de piedra, está almenada en
ambos lados con ladrillos. Un gran ejército de hombres integrado por soldados,
prisioneros y personas de la localidad construyeron el muro desde el siglo V
aC. hasta el siglo XVI. Se ha estimado que entre dos y tres millones de
trabajadores chinos murieron durante los dos mil cien años que llevó la
construcción de la muralla. De hecho, esta majestuosa fortaleza fue construida
con sangre, sudor y lágrimas.
¿Para qué construyeron una muralla
tan gigantesca? La Gran Muralla no es solo una pared, sino un símbolo de la
sabiduría, valentía y tenacidad del pueblo chino. Fue construida con el
propósito de proteger el norte de China de los mongoles y otros invasores. En
su apogeo, la muralla solía ser vigilada por más de un millón de hombres. Los
guerreros estaban emplazados a lo largo de la construcción, como una primera
línea de defensa contra el enemigo invasor. Mientras me encontraba en la Gran
Muralla sentí que el Señor me daba una nueva visión y convicción sobre el
ministerio de intercesión. Me acordé de Ezequiel 22, 30: “Busqué entre todos ellos a alguien que construyera
una muralla y se mantuviera en la brecha frente a mi, a favor del país, para
que no los destruyera, pero no pude encontrarlo” En el capítulo 22 hay tres diferentes mensajes
de Dios sobre Jerusalen para mostrarle sus pecados y los juicios que vendrían
sobre ellos a causa de esos pecados. Los pecados por los que se acusa a
Jerusalén son: homicidio, idolatría, desobediencia a los padres, opresión y
extorsión, profanación del día de reposo y de otros objetos sagrados, etc. Cuatro
clases de personas que cometieron los pecados fueron: jefes, sacerdotes,
príncipes y profetas. Es evidente que Dios mismo estaba buscando personas –por lo
menos alguno- para que construyera una pared o se colocara en la brecha en
nombre de los israelitas a través de la intercesión ferviente. Al igual que los
chinos construyeron la Gran Muralla para proteger el territorio chino de la
invasión de los mongoles y otros, el intercesor construye un muro por medio de
la oración para proteger el dominio del Reino de Dios en la tierra y en los
corazones y mentes del pueblo de Dios. El muro construido por el
intercesor también salva a las personas de la ira de Dios.
Cyril John
Vice-presidente ICCRS
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