miércoles, 7 de octubre de 2015

Buen día, Espíritu Santo

Padre de la Vida,
cuando me presento ante Tí en esta hora,
mi cuerpo aliviado por el descanso,
mi alma serena y mis mochilas aún sin cargar,
tiendo a pensar que todo está encausado.
Pero mis pies al tocar el suelo,
vuelven a encontrarse con realidades dolorosas,
con decisiones que no quisiera tomar,
con miradas que no quisiera cruzar;
con palabras que no quisiera decir,
con personas que no quisiera encontrar.
Tú bien sabes mis dificultades,
Tú bien sabes que yo no sé manejarlas;
y las ganas de enfrentar el día desaparecen,
por eso, te suplico, te pido...
Sopla sobre mí el Aliento de Tu Espíritu Santo.
Que sea mi impulso, mi fuerza y mi alegría.
Que sea mi motivación más honda.
Tú eres el Bondadoso,
De Ti todo procede.
Por eso Te Bendigo y Te alabo Padre,
por el Don de Tu Hijo,
Por el Amor de Tu Corazón,
Dame las gracias que restauren mi ser herido,
Santifícame con Tu Espíritu Santo.
Amén.


No hay comentarios:

Publicar un comentario