Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos".
El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino;
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".
RESONAR DE LA PALABRA
José Luis Latorre, misionero claretianoQueridos amigos:
El 7 de octubre de 1571 Occidente fue liberado de la amenaza turca por la victoria de Lepanto, que se atribuyó a la recitación del Rosario. Hoy no estamos invitados a conmemorar un acontecimiento lejano, sino a descubrir el lugar de María en el Misterio de la Salvación y a saludar a la Santa Madre de Dios como lo hizo el ángel Gabriel: ¡Ave María! El Papa San Pío V instituyó esta fiesta.
El evangelista Lucas nos presenta a María al principio de la Redención como la mujer llena de Dios que escucha y acepta el Plan de Dios con total disponibilidad y generosidad (“Hágase en mi según tu palabra”) y antes de Pentecostés, inicio de la expansión de la Redención a todos los pueblos de la tierra (“subieron a la sala donde solían reunirse…Todos ellos, íntimamente unidos se dedicaban a la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y se sus hermanos”). María siempre al lado de Jesús en su vida terrena y después al lado de sus discípulos como la madre que acompaña e intercede, que escucha y cree, que conforta y alienta. María es parte de esta “nueva familia” de Jesús que es la Iglesia.
¿Y el Rosario? Es ir recordando con María los Misterios de la Vida de Jesús desde su infancia hasta la venida del Espíritu Santo y la coronación de la misma Virgen María como Reina del cielo. El Rosario ha sido durante siglos la oración de la gente sencilla y de las familias: la oración que ha mantenido la unidad en los hogares cristianos y ha contribuido a la paz entre los pueblos. En Paraguay, y en casi todos los países de Latinoamérica, el Rosario está presente en los autos, en las oficinas, en las casas… las personas lo llevan colgado al cuello o la muñeca de la mano… es un signo claro del cariño y la confianza en la Santísima Virgen.
Quizá hoy no se rece tanto el Rosario como antes, pero sería una lástima que se perdiera la esencia de esta oración: la confianza, el amor y la importancia de la Santísima Virgen en la vida personal, en la familia y en la comunidad eclesial.
Una de las primeras oraciones de los cristianos a María dice: “Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desatiendas las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita”. Lo que rezamos es expresión de lo que creemos. Y por eso la oración a María es expresión de nuestra confianza en Ella, como Madre de Jesús y nuestra.
Octubre, mes misionero. Recemos el Rosario Misionero por los cinco continentes del mundo, y colaboremos económicamente con las obras evangelizadoras de los/as Misioneros/as.
José Luis Latorre, misionero claretianoQueridos amigos:
El 7 de octubre de 1571 Occidente fue liberado de la amenaza turca por la victoria de Lepanto, que se atribuyó a la recitación del Rosario. Hoy no estamos invitados a conmemorar un acontecimiento lejano, sino a descubrir el lugar de María en el Misterio de la Salvación y a saludar a la Santa Madre de Dios como lo hizo el ángel Gabriel: ¡Ave María! El Papa San Pío V instituyó esta fiesta.
El evangelista Lucas nos presenta a María al principio de la Redención como la mujer llena de Dios que escucha y acepta el Plan de Dios con total disponibilidad y generosidad (“Hágase en mi según tu palabra”) y antes de Pentecostés, inicio de la expansión de la Redención a todos los pueblos de la tierra (“subieron a la sala donde solían reunirse…Todos ellos, íntimamente unidos se dedicaban a la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y se sus hermanos”). María siempre al lado de Jesús en su vida terrena y después al lado de sus discípulos como la madre que acompaña e intercede, que escucha y cree, que conforta y alienta. María es parte de esta “nueva familia” de Jesús que es la Iglesia.
¿Y el Rosario? Es ir recordando con María los Misterios de la Vida de Jesús desde su infancia hasta la venida del Espíritu Santo y la coronación de la misma Virgen María como Reina del cielo. El Rosario ha sido durante siglos la oración de la gente sencilla y de las familias: la oración que ha mantenido la unidad en los hogares cristianos y ha contribuido a la paz entre los pueblos. En Paraguay, y en casi todos los países de Latinoamérica, el Rosario está presente en los autos, en las oficinas, en las casas… las personas lo llevan colgado al cuello o la muñeca de la mano… es un signo claro del cariño y la confianza en la Santísima Virgen.
Quizá hoy no se rece tanto el Rosario como antes, pero sería una lástima que se perdiera la esencia de esta oración: la confianza, el amor y la importancia de la Santísima Virgen en la vida personal, en la familia y en la comunidad eclesial.
Una de las primeras oraciones de los cristianos a María dice: “Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desatiendas las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita”. Lo que rezamos es expresión de lo que creemos. Y por eso la oración a María es expresión de nuestra confianza en Ella, como Madre de Jesús y nuestra.
Octubre, mes misionero. Recemos el Rosario Misionero por los cinco continentes del mundo, y colaboremos económicamente con las obras evangelizadoras de los/as Misioneros/as.
FUENTE CIUDAD REDONDA
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