La relación de los miembros de un grupo de oración no se limita al tiempo de la oración semanal, se extiende a la vida ordinaria de sus miembros.
Son estas cosas que acontecen frecuentemente en la vida, las que demuestran la unión y el amor que se va construyendo en el grupo de oración como fruto de Espíritu: interesarse discretamente por los acontecimientos agradables y dolorosos que pueden ocurrir en la vida de los hermanos: la enfermedad de alguno, o de un familiar cercano; una necesidad apremiante en que se halla; un acontecimiento familiar; el nacimiento, la boda de alguno de ellos o de algunos de los hijos; el viaje por largo tiempo al exterior; la celebración del cumpleaños... Tomar parte, hacerse solidario, llamar, visitar a la persona, orar por ella, obsequiarla... Son "brasas de amor" que llegan al corazón de la persona y le demuestran con obras que ella, realmente, ha encontrado una nueva familia "espiritual". Indirectamente, se convierten en verdaderos estímulos de amor, alabanza, acción de gracias al Señor que le demuestra su ternura a través del afecto y del servicio de los hermanos.
p. Benigno Juanes sj
Servidores y Equipo Responsable
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