«Que cada día tome su cruz y me siga»
Señor, que tu crucifixión y tu resurrección nos enseñen a afrontar las luchas de la vida cotidiana y a atravesar las angustias de la muerte a fin de que vivamos una vida más plena y más creadora. Paciente y humildemente has aceptado los fracasos de la vida humana, como son los sufrimientos de tu crucifixión. Ayúdanos aceptar las penas y las luchas que nos trae cada día como ocasiones de crecer y asemejarte mejor. Haznos capaces de afrontarlas pacientemente y con valentía, con plena confianza en tu protección. Haznos comprender que no llegaremos a la plenitud de la vida si no es a través de una incesante muerte de nosotros mismos y de nuestros deseos egoístas, porque es solamente muriendo contigo que podremos contigo resucitar.
Santa Teresa de Calcuta (1910-1997)
fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
El gozo del don
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