“Podemos ser santos y llevar una vida normal; es necesario tener cuidado para no simular formas externas de santidad. La cabeza rapada, la voz afectada, una ropa específica, ropa de santo. “Ah, no! Si tuviese jeans él no es un santo. Si usa zapatillas, él no es santo”. La santidad en el mundo de hoy sobrepasa la exterioridad. Así como en el tiempo de Jesús, en que los fariseos procuraban todas las maneras para parecer santos. Pero para Jesús lo importante no es parecer sino ser. Y la santidad se vive en el corazón, allá en el interior, en las convicciones más íntimas, donde Dios ve lo que está escondido.”
Mt 9, 14-15
p. Joãozinho scj
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