Habiendo Jesús expulsado un demonio, algunos de entre la muchedumbre decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios". Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo. Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: 'Volveré a mi casa, de donde salí'. Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada. Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio".
RESONAR DE LA PALABRA
José Luis Latorre, misionero claretiano
Queridos amigos:
Jesús afirma hoy en el Evangelio: “El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”. Ante Jesús nadie es neutral: o se le acepta y se le sigue radicalmente o simplemente no se le acepta. La indefinición no cabe ante la persona de Jesús: o frío o caliente, pero no tibio; si o no, pero no sino… somos o no somos; creemos o no creemos. El mismo Jesús dice también “No se puede servir a dos señores”. No valen las medias tintas, las palabras a medias o las obras a medias. O conmigo o contra mí. Es preferible equivocarse que no hacer nada por miedo a errar.
Ya dicen que el infierno está lleno de hombres y mujeres de buena voluntad… Les traigo esta historia:
“El infierno estaba casi lleno. Pero todavía había una fila de personas esperando para entrar. Salió el demonio y preguntó:
-Queda un solo lugar. ¿Quién es el peor de ustedes? A ver, tú ¿qué ha hecho?
-Yo no he hecho nada. Debe haber un error.
-¿Cómo que nada? –dijo el demonio.
-Sí, nada. La verdad es que he asistido a muchísimas barbaridades: violencia, guerras y otras cosas peores. Pero yo nunca hice nada… -respondió el hombre asustado-.
El demonio volvió a preguntar:
-Pero ¿de verdad vio todo lo que cuenta y no hizo nada? No hay duda: ¡el lugar es para usted!”
M. Luter King decía: “Más que las palabras de los violentos, temo el silencio de los buenos”. ¿Qué se puede hacer con los indecisos? Los malos pueden cambiar y los buenos mejorar, pero los indecisos ni para delante ni para atrás. En el Apocalipsis leemos: “Ojalá fueras frío o caliente, pero como eres tibio, ni frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca” (Ap 3, 15-16).
fuente: Comentario publicado en Ciudad Redonda.
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