Con Jesús por la mañana.
Linda vivió 106 años. En su cumpleaños 101 confió a su amiga: «Ya tengo 101 años, pero ¿sabes que soy fuerte? Físicamente estoy algo impedida, pero espiritualmente hago todo, no dejo que las cosas físicas me abrumen. No es que no viva la vejez, sólo no le hago caso: ella sigue por su camino, y yo la dejo. El único modo de vivirla bien es vivirla en Dios». ¿Vives como don y tarea la etapa que te toca transitar o te lamentas? Deja la queja y recibe el día ofreciéndolo por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde.
“Y predicaba así: Detrás de mí viene uno con más autoridad que yo, y yo no soy digno de agacharme para soltarle la correa de sus sandalias” (Mc 1,7). Tu vida abre camino a los que vienen detrás de ti. ¿Qué dejas a los que te sucederán? ¿Qué has sembrado? Agradece al Señor el don de la vida y la posibilidad de servir con ella a los demás. Repite al ritmo de tu respiración: “Señor, que mi vida te anuncie”, mientras actualizas el propósito del día.
Con Jesús por la noche.
Pon un nombre a tu semana. Tómate un tiempo tranquilo y mira tu semana. Recorre cada día. ¿Qué momentos han sido los más significativos para ti? ¿Por qué? ¿En qué momentos has sentido paz? ¿En cuáles no? Si puedes reconocer estas variaciones tendrás mayor claridad para cuidar la paz de tu corazón. ¿Cómo llamarías a tu semana? Disponte a iniciar una nueva semana con buen ánimo.
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