"La gran llamada espiritual de los hijos amados de Dios es la de sacar a la luz su ruptura, desde el fondo de las tinieblas de la maldición, y ponerla al amparo de la luz de la bendición. No es tan fácil como parece al oírlo. Los poderes de las tinieblas que nos rodean son fuertes, y nuestro mundo encuentra un camino más fácil para manipular a las personas que se infravaloran que a las que se aceptan como son. Pero cuando escuchamos atentamente la voz del amado que nos llama, es posible vivir nuestra ruptura, no como confirmación de nuestro miedo de que somos algo sin valor alguno, sino como una oportunidad para purificar y profundizar la bendición que reposa sobre nosotros. El dolor físico, mental o emocional que se da, al amparo del signo de la bendición, es experimentado de manera radicalmente diferente a la de un dolor físico, mental o emocional vivido bajo la maldición. Hasta una pequeña carga, percibida bajo el sentimiento de nuestra nulidad, puede llevarnos a una profunda depresión, incluso al suicidio.
En cambio, cargas grandes y pesadas se convierten en ligeras y fáciles de soportar cuando son vividas bajo la luz de la bendición. Lo que en un principio parecía intolerable, se convierte en un reto. Lo que parecía un motivo de depresión se convierte en una fuente de purificación. Lo que parecía un castigo se convierte en una suave restricción. Lo que parecía un rechazo, se convierte en una vía de comunión más profunda.
De esa manera, es una gran tarea poder vivir, sentir la bendición en medio de nuestra ruptura".
Henri Nouwen
Tú eres mi amado
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