« Tendrás un tesoro en el cielo »
Jesús había dicho al joven: «Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos» (Mt 19:17). Él le preguntó: « ¿Cuáles?», no para ponerlo a prueba, lejos de eso, sino que supone que para él habría, juntamente con la Ley de Moisés, otros mandamientos que le llevarán a la vida; esto era la prueba de su ardiente deseo. Cuando Jesús le enunció los mandamientos de la Ley, el joven le dijo: « Todo eso lo he cumplido desde mi juventud.» Pero no se detuvo ahí sino que le preguntó: « ¿Qué me falta?» (Mt 19:20), lo cual era igualmente signo de su ardiente deseo. No es una pequeña alma la que estima que todavía le falta algo, la que encuentra insuficiente el ideal propuesto para alcanzar el objeto de su propio deseo.
¿Y qué va a contestarle Cristo? Le propone una cosa grande; primero le propone la recompensa declarando: «Si quieres ser perfecto: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo, luego ven y sígueme». ¿Te fijas en el precio, qué coronas propone para esta carrera deportiva?... Para atraerle le enseña una recompensa de mucho valor y lo deja todo al juicio del joven. Lo que podría ser doloroso, lo deja en la oscuridad. Antes de hablar de combates y esfuerzos, le muestra la recompensa: «Si quieres ser perfecto» le dice: ¡ésta es la gloria, ésta es la felicidad!... «Tendrás un tesoro en el cielo, luego ven y sígueme»: ¡ésta es la recompensa, la recompensa enorme de caminar siguiendo los pasos de Cristo, de ser su compañero y su amigo! Este joven amaba las riquezas de la tierra; Cristo le aconseja despojarse de ellas, no para empobrecerse en la desapropiación sino para enriquecerle cada vez más.
presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía 63 sobre san Mateo; PG 58,603
(Trad. ©Evangelizo.org©)
No hay comentarios:
Publicar un comentario