En la mañana inclina tu oído, Señor,
Inclina tu oído y escucha!
No dejes que las dificultades del tiempo presente
ensombrezcan Tu paso por mi vida;
Asegura mis manos en Tus Manos;
dame pasos firmes en la Fe;
Alegra toda alma quebrantada;
Fortalece lo que aún permanece vacilante;
Que la unidad en mis vínculos crezca y se consolide;
Que ningún abatimiento ponga, cerca de mi tienda, su morada.
Que Tu Ley sea mi ley
y tu matemática sea la mía:
Que la pérdida sea ganancia,
aunque la ganancia implique pérdidas;
y al final, no ya del día, sino de mi vida,
me encuentre con la corona que tiene escrito mi nombre en Tu Nombre.
Amén
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