Buen día, Espíritu Santo!
La mañana derrama sus primeras luces
y es así que intuyo como es el penetrar de tu Gracia en mi.
Abre los Cielos de tus entrañas y derrama toda Gracia del Padre.
Yo también quiero derramar todo mi corazón en los brazos de mi Papá.
¡Ven, Espíritu Santo!
y con Tu poder toca mi ser,
fluye en mi.
Santífica cada fibra de mi ser y hazme renacer!
Yo sé que puedo ser Contigo, con Tu Poder,
un hombre nuevo y santo.
Reconozco mi imposibilidad absoluta,
mi debilidad más honda.
Sólo déjame decirte:
necesito de Ti, necesito de Tu auxilio.
Acaso, ¿podemos hacer algo juntos hoy?
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