"Sabemos bien que en ninguna historia familiar faltan momentos en los cuales la intimidad de los afectos más queridos es ofendida por el comportamiento de sus miembros. Palabras y acciones ¡y omisiones! que en vez de expresar amor, lo quitan o, peor todavía, lo mortifican.Cuando estas heridas, que son todavía remediables se descuidan, empeoran: se transforman en prepotencia, hostilidad, desprecio. Y en este punto pueden transformarse en laceraciones profundas que dividen al esposo y la esposa, e inducen a buscar en otro lado comprensión, apoyo y consuelo.
Pero a menudo estos “apoyos” no piensan en el bien de la familia!"
Papa Francisco.
jueves, 25 de junio de 2015
HERIDAS QUE SE DESCUIDAN
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