Angel Moreno - Sábado, 3 de diciembre de 2016
Acabamos de clausurar las celebraciones del Año Santo Jubilar de la Misericordia. El Adviento nos invita, de nuevo, a la acogida del mayor signo de misericordia divina. “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el Sol que nace de lo alto”.“Dios se apiada a la voz del gemido de la humanidad”. Jesús se compadece de la multitud. De manera permanente nos acompaña el Misericordioso, de generación en generación.
El Precursor lleva nombre de misericordia. Jesús es la revelación máxima de las entrañas de Dios Padre. “El Hijo, que está metido en el seno del Padre” es quien nos ha dado a conocer el amor de Dios.
Acoge a Quien se presenta como samaritano: “El Señor venda la herida de su pueblo y cura la llaga de su golpe”. Sin duda que el Adviento es tiempo propicio para cantar las misericordias del Señor.
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