¿Qué es y por qué es importante?
Cuando se recitan las oraciones de la Liturgia de las Horas se alaba a Dios, en la tierra, haciendo una alabanza que en el cielo no cesa
La esencia de la Liturgia de las horas es la santificación de las horas del día del cristiano, a través de las horas canónicas.
Después de la reforma promovida por el ConcIlio Vaticano II existen cinco o siete horas canónicas. Siendo ellas:
1. Oficio de las lecturas, para ser recitado en la madrugada pero reconociendo las necesidades de adaptación del hombre moderno, la Iglesia dice que se puede recitar también a lo largo del dÍa, siempre que se mantenga el carÁcter de vigilia.
2. Laudes u Oración de la mañana, es una oración de alabanza dada a Dios por la vida recibida. Actualmente compuesta por un Salmo, un himno del Antiguo Testamento y un Salmo de alabanza, de donde proviene el nombre. Existen algunos otros elementos en esa oración pero el corazón es el Salmo. Es en esta hora canónica que se recita el Benedictus o Cántico de ZacarÍas.
3. Hora media, que se puede desdoblar en otros tres: tercia, cerca de las 09 hs, sexta, cerca del medio día; y nona, cerca de las 15 hs. Ellas se pueden recitar como si fuesen una sola, para no multiplicar excesivamente los horarios canónicos.
4. Vísperas u Oración de la Tarde, compuesta por dos Salmos y un himno del Nuevo Testamento. En esta hora se recita el Magnificat, que es el Cántico de Nuestra Señora.
5. Finalmente, se tiene las Completas u Oración de la Noche, compuesta por un Salmo y el himno de Simón.
Esta es la esencia de las cinco horas canónicas de la Liturgia de las horas que puede y debe ser recitada por todos los fieles. Existen algunas personas que son obligadas a rezarlas, como los sacerdotes y los religiosos, pero nada impide que otros también las reciten.
El Concilio Vaticano II incentivó a que cada vez más se recite la Liturgia de las Horas con la comunidad de los fieles para que ese tesoro de la Iglesia no se quede reservado solamente a los padres, sino que sea distribuido también a los fieles, para que puedan santificar el día a través de la oración.
Para la oración, nada mejor que utilizar la propia Palabra de Dios para hablar con El. Por eso, recitar la Liturgia de las Horas es una escuela de oración. Jesucristo recitó también los Salmos, los Apóstoles también. De la misma forma, la Iglesia continúa rezando esta bellísima liturgia a lo largo de los siglos.
El Papa Pablo VI al promulgar la reforma de la Liturgia de las Horas, a través de la Constitución Apostólica Laudis Canticum, la inició con una frase que ofrece la nota teológica de la Liturgia de las Horas:
“El Cántico de Alabanza que resuena eternamente en las moradas celestes y que Jesucristo, Sumo Sacerdote introdujo en esta tierra de exilio, siempre fue repetido por la Iglesia durante tantos siglos, constante y fielmente, en la maravillosa variedad de sus formas.”
Así, cuando se recitan las oraciones de la Liturgia de las Horas se alaba a Dios, en la tierra, haciendo una alabanza que en el cielo no cesa. Al santificar el día, las horas, el tiempo, la realidad de la eternidad se hace presente. También nosotros queremos, a través de la alabanza, transformar nuestra vida en historia de salvación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario