La promesa de Cristo se actualiza siempre en nosotros:
“Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra” (Hechos 1,8).
El Espíritu Santo actúa en el corazón de los apóstoles y rompe las barreras provocadas por los miedos e inseguridades, y estos, fortalecidos por esta fuerza del alto, se ponen a evangelizar.
Hoy somos conocedores de la verdad, porque los apóstoles de Cristo, llenos de Espíritu Santo, se dispusieron a anunciar la Buena Nueva de Dios con valentía.
Monseñor Jonas Abib dijo: “Quien nos capacita es el Señor, pero tenemos que tener osadía. Para eso, clamemos la venida y el auxilio del Espíritu Santo”.
La osadía es el atrevimiento que llevo a muchos jóvenes a dejar todo para ser misioneros de la obra de Dios. El Señor no necesita de nosotros, pero Él quiso contar con nosotros.
¡Seamos osados en la fe!
Oremos para que el Espíritu Santo suscite en nuestros corazones gestos concretos para ayudar en el día de hoy.
¡La evangelización no puede parar!
Una multitud de hijos de Dios necesita vivir la gracia del Pentecostés.
¡Dios te bendiga!
No hay comentarios:
Publicar un comentario