Quien se experimenta profundamente amado por Dios, se siente movido a desear, a buscar y a cuidar el bien de sus hermanos.
El amor fraterno nos impulsa a trabajar para que el hermano llegue a ser su mejor versión de sí mismo, lo que Dios sueña para él. Jesús se encarna en cada hermano y desde allí nos cuida
¿Qué habrías hecho por la Sagrada Familia? ¡Hazlo con tus hermanos!
En cada persona de este mundo habita Dios encarnado y lanzado a vivir.
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