Jesús dijo a sus discípulos: «Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»
RESONAR DE LA PALABRA
Queridos amigos y amigas:
Recuerdo la ilusión que me hizo de pequeño acercarme al final de la eucaristía para recibir la medalla de la Milagrosa. Hoy recordamos aquella entrega que pertenece a la familia Paúl e Hijas de la Caridad. Oración convertida en medalla, en la que mis padres pedían la protección de la Virgen para cada uno de sus cinco hijos. Quizá hoy la palabra nos invite a perseverar en los buenos deseos de nuestros mayores para vivir la bienaventuranza.
"Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas". Lucas nos invita a la perseverancia, a vivir con tensión, en guerra con la vulgaridad que usurpa nuestra identidad. La Palabra nos pide ser quien somos para que en la dificultad no desfallezcamos. "Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios".
Juan ve un mar de vidrio veteado de fuego y a los que habían vencido a la bestia, cantando: "Grandes y admirables son tu obras, Señor, Dios soberano. Justos y verdaderos son tus caminos".
Ellos son los bienaventurados que siguen a Dios y comprenden que a Dios no se le puede manejar. Son los bienaventurados que descubren la enseñanza que la vida les trae a cada momento y la hacen suya y después la reparten sin quedarse nada para sí. Son los bienaventurados que conocen las leyes de la existencia y las hacen "suyas". Son los bienaventurados que llegan a las causas de las cosas y con esfuerzo inician nuevos caminos de comprensión y abren nuevas ventanas hacia la Verdad.
Si te sientes dispuesto a vencer el mal de hoy con el bien, éste será tu cántico nuevo.
El Señor te dará a conocer su victoria y regirá tu mundo con justicia y rectitud.
Pero, antes de todo esto, recuerda, con tu perseverancia salvarás tu alma. En la cultura del fragmento no está bien vista otra perseverancia que no sea la del máximo beneficio. Lo gratuito, lo solidario, la entrega a largo plazo no es rentable para ella. Y sin embargo es la solidez de la propia vida. En este mundo de enlaces subterráneos, de túneles, importa excavar en la profundidad que nos asegura el aguante ante la dificultad para perseverar en la propia verdad.
CR
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