viernes, 16 de noviembre de 2018

Meditación: Lucas 17, 26-37

Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.
Lucas 17, 33

Para la mayoría de las personas pensar en el fin del mundo no es nada agradable. Sin embargo, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre las promesas del Señor en cuanto a lo que ha de venir. Cristo dijo claramente que sus seguidores debían creer en su Segunda Venida.

Jesús explicó que al final de la historia humana habrá una separación: “Les digo que en aquella noche, de dos que estén en una misma cama, uno será llevado y el otro será dejado. De dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra será dejada” (Lucas 17, 34-35). La cultura moderna tiende a ignorar esta advertencia de juicio. Muchos consideran que un Dios tierno y amoroso no condena a nadie, y eso es cierto; pero son los propios incrédulos, los rebeldes y los que niegan a Dios, los que se condenan a sí mismos, pues por decisión propia prefieren pasar a la vida eterna separados de Dios.

Ninguno de nosotros puede saber cómo será la separación venidera. Ante los ojos humanos, todo se ve igual: “Como pasó en los tiempos de Noé, así pasará también en los días en que regrese el Hijo del hombre. La gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca, y llegó el diluvio y todos murieron.” Así, continuaremos en la rutina de la vida hasta que llegue el tiempo fijado por Dios.

Fácilmente podemos sentir miedo pensando en las cosas que sucederán en los días finales, pero Jesús no tuvo la intención de atemorizarnos, sino más bien de prepararnos para su Segunda Venida, y por eso nos advirtió: “Acuérdense de la mujer de Lot”; ella no quiso confiar en el mensaje del ángel y deseó más bien volver a su vida pasada. Jesús dijo: “El que trate de conservar su vida, la perderá; pero el que la pierda, la conservará.” El Espíritu Santo puede enseñarnos lo que significa desprenderse de esta vida y buscar primero el Reino de Dios.

Jesús nunca ocultó nada a sus seguidores. Para los que rechacen el ofrecimiento de vida que nos hace Dios en Cristo, habrá sufrimiento. Pero la buena noticia es que a quienes amamos a Cristo, él nos llevará a una vida de eterna gloria.
“Amado Señor, concédenos la gracia de estar preparados para el día en que nos llames a irnos contigo.”
2 Juan 4-9
Salmo 119(118), 1-2. 10-11. 17-18
fuente. Devocionario Católico La Palabra con nosotros

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