Muchos personajes del Antiguo Testamento (AT) (Moisés, Saúl, Elías y otros) parece que han tenido experiencias poderosas del Espíritu Santo. ¿Cómo se diferencia eso de Pentecostés y de la visión del Nuevo Testamento (NT) de la acción del Espíritu Santo?
Con toda seguridad, el Espíritu Santo estaba activo en la historia humana mucho antes del Nuevo Testamento. Como has afirmado correctamente, el Espíritu obró con poder con Sus siervos en el Antiguo Testamento.
Esto puede ser una simplificación excesiva, pero la diferencia principal entre la actividad del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testimonio, es que en el Antiguo obraba sobre, o desde fuera del individuo; mientras que en el Nuevo, el Espíritu realmente habita dentro de la persona. Existen signos y prodigios realizados por el Espíritu como en los días antiguos, pero además de eso, una parte significativa de Su obra es la transformación interior de la persona. La morada interior del Espíritu causa la conversión, la sanación interior, la autoridad, las actitudes correctas, la inspiración y por supuesto, esos dulces frutos del Espíritu (Gal 5, 22).
Aunque el Espíritu obre profundamente dentro de nosotros, no deberíamos utilizar eso como una excusa para encerrarnos en nosotros mismos y desarrollar una vida de fe privada y a nuestro sólo servicio. ¡Todo lo contrario! Las gracias que el Espíritu sitúa dentro de nosotros están pensadas para capacitarnos, forzarnos a salir y ayudar a establecer el reino de Dios.
Hay un dicho antiguo: “No puedes dar de lo que no tienes”. El Espíritu Santo obrando profundamente dentro de nosotros, nos da algo para que tengamos algo que dar a los otros. Tanto en el AT como en el NT, el Espíritu Santo está obrando para la gloria de Dios y la mejora de la humanidad.
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