lunes, 26 de noviembre de 2018

LA ADORACIÓN NO ES PARA LOS PERFECTOS


El Señor no nos quiere más mirando nuestros pecados. Él nos llama a ser adoradores para experimentar Su misericordia. La adoración no es para los perfectos; ni para aquellos que ya han llegado a un alto grado de santidad. La adoración es para nosotros, pecadores, que sentimos el poder del pecado en nosotros.San Pablo decía que sentía el pecado como dos naturalezas, dos fuerzas debatiéndose una contra la otra en su interior: "Por un lado yo conozco y quiero el bien, pero mientras yo sé lo que es bueno y quiero el bien, acabo pecando y haciendo el mal "(cfr. Rom 7,19).San Pablo no era un recién convertido cuando escribió esa carta a los romanos. Él ya había sufrido mucho por Cristo y se había transformado bastante y, aún así, todavía sentía dentro de él esa lucha que nos sucede a todos nosotros.Beethoven fue un gran músico y era sordo. Su padre era neurótico y golpeaba la cabeza de su hijo contra la pared. Por eso, Beethoven, siendo niño, fue perdiendo la audición. Para escuchar lo que componía, él apoyaba el oído en el piano y sentía las cuerdas vibrar. La música estaba en su cabeza y él escribía, pero sin escucharla.Beethoven no quería ser sordo, pero lo era. Y, justamente por eso, luchó contra la sordera e hizo cosas maravillosas. En general, decimos que somos pecadores, débiles, maliciosos, neuróticos, sensuales ... y porque nos sentimos así, nos entregamos y acabamos haciéndonos más sensuales, más vanidosos, brutos y egoístas. Pero tenemos que hacer como Beethoven: aprovecharnos de la enfermedad (pecado) que hay en nosotros, como un trampolín para llegar bien alto.

Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib 
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués


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