No es fácil dejarnos «primerear» por Jesús en el amor sin pretender que nos ame por nuestros méritos.
Sin embargo, la bondad de nuestro ser está en la capacidad de recibir amor gratuito, inmerecido. Necesitamos aceptar con humildad los errores, y que Jesús nos ama incondicionalmente.
Zaqueo dejo que fuera el Señor quien lo juzgara y lo hizo pidiéndole alojarse en su casa. ¿Qué errores oscurecen tu conciencia y te quitan alegría? Si no eres compasivo contigo no lo serás con tus hermanos.
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