Haz una pausa y trae a tu corazón la generosidad de la anciana del Evangelio de hoy. Trata de imaginar su rostro y su corazón.
¿Qué habría sentido al colocar tan poco a la vista de los demás? ¿Qué habría sentido Jesús en esos momentos?
Tu donación puede saciar necesidades de escucha, afecto, respeto, amor y llenar de vida a tus hermanos. Agradece quienes donan su tiempo, su energía y su amor contigo, ellos ayudan a tus necesidades.
De donarse se trata la misión de compasión.
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