No te enfades con aquellos que te hablen o se comporten contigo con falsedad... ¿Es que tú mismo eres sincero con todos? ¿O es posible que también tú seas un falso? Respóndeme: cuando te presentas ante Dios, cuando oras, cuando hablas con Él, ¿eres sincero y veraz? ¿Cuántas veces dices la verdad con tu boca, mientras tu corazón miente? ¿Vives ante Dios con el corazón abierto, sin dobleces? Si ante Dios y ante tus semejantes no te presentas con rectitud, sino muchas veces siendo un mentiroso, un falaz, no te asombres cuando los otros no sean sinceros contigo, o te sean hipócritas: “Por donde uno peca, por allí es castigado” (Sabiduría 11, 16). Entonces, en lo que te sepas un pecador, sé indulgente con los demás.
fuente: Doxología
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