¿Quieres olvidar lo que hiciste mal, superar algún vicio o dificultad que estés pasando, pues eso es una espina en su interior? Entonces, pide esa gracia al Señor y proclama en fe:"Yo creo, Señor. Hoy, ha llegado la hora de la gracia, de tu gracia para mí, porque Tú has intervenido en mi vida, como lo hiciste con aquella mujer hemorroísa; con aquel ciego de Betsaida; con Lázaro; Zaqueo y con tantos otros "en aquel tiempo hasta nuestros días".Cuando te acercas al poder sanador del Señor, al poder del perdón y la reconciliación, Él te toca y quita esa sensación de indignidad que pisa sobre vos. Y eso porque a menudo no podemos evitar los malos pensamientos, los males de nuestro temperamento, la impureza. Y eso atenta, aniquila nuestra vida de oración y nuestra cercanía al Señor.Nuestro Dios es el Dios de lo imposible. Es un Dios presente, compasivo y amoroso. No pesa condenación alguna sobre aquellos que están en Cristo. ¿Quién nos acusará, quién nos condenará si Jesucristo es nuestro intercesor, nuestro Salvador y Abogado delante del Padre?Proclama: " Yo, hoy, me aproximo a Jesús de una manera nueva. Yo estoy en Cristo y creo que todo aquel que está en Él es una criatura nueva; lo viejo pasó y he aquí que todo se hace nuevo. Ya no pesa sobre mí condenación alguna, porque el Señor me está lavando con su Sangre derramada en la Cruz. Gracias, Señor, por sacar ese sentimiento de acusación que pesaba sobre mí. Amén " .Entra en oración con voluntad firme y disposición para cambiar, el Señor entrará con la gracia ! ¡Creer, toma posesión de todas las bendiciones y gracias que te esperan! Busca ayuda en la Iglesia, acércate al sacramento de la reconciliación frecuentemente, adora y comulga el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo y Él todo lo hará.
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
No hay comentarios:
Publicar un comentario