«El reino de Dios está en medio de nosotros y dentro de nosotros»
Como dice nuestro Señor y Salvador: «el reino de Dios viene sin que nos podamos dar cuenta. Nadie dirá: aquí está, o: está allí. Pues el reino de Dios está dentro de ustedes». Y en efecto, «está muy cerca de nosotros, esta Palabra, está en nuestra boca y en nuestro corazón» (Dt 30:14). En ese caso, es evidente que aquél que ora para que venga el reino de Dios tiene razón de orar para que ese reino de Dios germine, dé fruto y se cumple en él mismo. En todos los santos en los que Dios reina y que obedecen a sus leyes espirituales, él habita como en una ciudad bien organizada. El Padre está presente en él y Cristo reina con el Padre en esta alma perfecta, de acuerdo con su palabra: «Vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14:23).
Este reino de Dios que está dentro de nosotros, mientras que nosotros progresamos, llegará a su perfección cuando se realice lo que dice el apóstol Pablo: Cristo «después de haber sometido» a todos sus enemigos, «entregará su poder real a Dios Padre para que Dios sea todo en todos» (1 Cor 15:28). Por esto, rogando incesantemente, con las disposiciones divinizadas por el Verbo, digamos: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino» (Mt 6:9).
presbítero y teólogo
Tratado sobre la oración, 25; GCS 3, 356
(Trad.©Evangelizo.org©)
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