Las tribulaciones, tarde o temprano, llegarán
“Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo” (II Corintios 1,3).
¿Quien tiene tribulaciones? Todo el mundo.
Pasé por una gran tribulación, que tardó cinco años en acabar, pero a pesar de todo, a pesar de que las cosas no cambiaban, Dios estaba conmigo. Yo tenía un Padre lleno de amor a mí lado, y yo podía estar sufriendo, pero estaba tranquilo.
En nuestras tribulaciones, porque tenemos la seguridad de que el Padre está con nosotros, no nos desesperamos ni vivimos ansiosos; al contrario, nosotros nos lanzamos en los brazos de este Padre. Eso nos trae consuelo.
Dios no es egoísta y no quiere que ninguno de nosotros sea así. Sino que al contrario, Él quiere que, aún en las tribulaciones, nos confortemos unos a los otros. Y mientras somos consolados por Él, necesitamos consolar a los demás.
Por eso di conmigo: “Gracias, Padre, porque el Señor es el Padre de las Misericordias y también el Dios de todas las consolaciones. El Señor es un regalo en mí vida y nunca me abandona. Y yo agradezco mucho, Padre de toda consolación, por confortarme en todas las tribulaciones. ¡Amen!”
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
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