Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha." Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. "Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente."
RESONAR DE LA PALABRA
Queridos amigos y amigas:
¡Qué pronto ha llegado el sábado! Recorrer las lecturas de esta semana ha sido un continuo hallazgo de diamantes de alegría y esperanza. Todavía nos quedan los de hoy.
El profeta Isaías anuncia fertilidad y abundancia… de consuelo, de luz. Fertilidad y abundancia que sucederán con inmediatez a la súplica: «apenas te oiga, te responderá». Pero esperar en el Señor es mucho más que recibir dones cuantificables. Lo mejor de esta abundancia de la que habla el profeta es que nuestros ojos verán al «Maestro». Él no se esconderá, sino que se mostrará para guiarnos por el sendero de la luz. Por eso nuestra oración hoy bien puede ser -cualquiera que sea nuestra situación-: «Maestro, ¿qué debo hacer?».
La fertilidad y la abundancia se reflejan también en el pasaje evangélico de este día. El Maestro enseña, anuncia el Reino, cura todo tipo de enfermedades y dolencias, se compadece de quienes están extenuados y abandonados. Además, Jesús se preocupa por las dimensiones del campo de trabajo y por la falta de manos para cultivarlo. Su respuesta ante tanta necesidad es de llamada y envío, en una dinámica de pura gratuidad. Fertilidad y abundancia son sinónimos de salvación, de reino de los cielos. Para que llegue a quienes lo necesitan y suplican, el Maestro llama y envía. Lo ha hecho siempre. Lo sigue haciendo ahora, por supuesto.
Al terminar esta primera semana de Adviento, con la alegría por la cercanía de la salvación -y con la inquietud de que llegue a todos-, quizá nos convenga preguntar al Maestro ¿qué debemos hacer? Os invito a pensarlo a través del video sobre la letra y música «Paso a paso tras las huellas de Cristo», del grupo «Bethel», con imágenes de fundadores de congregaciones religiosas.
¿Tú y yo, cómo somos llamados y enviados para proclamar que el Reino está cerca? Antes de responder, recuerda que «ya no se esconderá tu Maestro, tus ojos verán a tu Maestro» y «tus oídos oirán una palabra a la espalda». ¡Feliz escucha!
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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