¡Buen día, Espíritu Santo!
Manso y apacible Río de Agua Viva,
¡Ven y riega con tu Gracia las orillas de mi vida!
Dale nueva vida a mi ser desgastado,
herido y adormecido!
¡Ven! Cerca de Ti todo es fecundo;
¡Ven! ¡Fluye y haz que las napas más profundas
se impregnen de tu impronta!
y al correr, susurra,
¿qué podemos hacer juntos hoy?
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