viernes, 11 de julio de 2014

Prudencia, sencillez y perseverancia

Prudencia , sencillez y perseverancia, remedios en el combate espiritual

   
Tres cosas que el Señor hoy quiere darnos como remedios en la batalla espiritual que enfrentamos: la prudencia, la sencillez y la perseverancia.

Miren que los envío como ovejas en medio de lobos: sean, pues, precavidos como la serpiente, pero sencillos como paloma” (Mt 10,16).

Prudencia , sencillez y perseverancia, remedios en el combate espiritual 2El Evangelio de hoy nos muestra de que forma debemos comportarnos en el mundo en que vivimos. Nadie es ingenuo a punto de no darse cuenta y saber que existen muchas maldades en el mundo en que vivimos. La fuerza del mal, la acción del mal y los lobos de la vida están presentes en todos los lugares.
Es más que comprensible que, por más buenos que seamos, no es con bondad que las personas van a tratarnos o recibirnos. Y que, por más honestos que querramos ser, no es con honestidad que van a tratarnos. Del mismo modo, por más receptivos, amorosos y cariñosos que querramos ser con los demás, no es con cariño, con ternura y con amor que seremos siempre recibidos por todos. Especialmente si tenemos disposición y la intención de vivir el Evangelio en nuestra vida, seremos incomprendidos, incluso por los nuestros, dentro de nuestra familia.

A menudo, los hijos no van a ser entendidos por su padre; el padre no va ser comprendido por el hijo. No es que Jesús ponga a unos contra los otros; por el contrario, el Señor quiere unir nuestras familias, quiere unir nuestra casa, quiere unir los nuestros. Incluso en medio de los nuestros tendremos aquellos que no van aceptar la vida del evangelio  que nos propusimos vivir.

Tres cosas que el Señor hoy quiere darnos como antídotos, como remedios en el combate espiritual que enfrentamos: la prudencia, la sencillez y la perseverancia. Sí, porque las ovejas que van en medio de los lobos necesitan ser prudentes como serpientes. La “prudencia” es, antes de todo, estar atento, ser prudente quiere decir no ser tonto, no ser ingenuo, sino tener sabiduría, tener el momento correcto y la forma adecuada de actuar. Saber cuando retroceder y cuando avanzar. ¡No podemos ser ingenuos en el Reino de Dios! Cada día, cuando perdemos nuestra inocencia, nosotros necesitamos pureza, pero no de ingenuidad. Nosotros no podemos ser tontos, sino que necesitamos estar atentos y saber cómo actuar en cada momento.

Por otro lado nosotros también necesitamos “sencillez”, nada de complicar, nada de poner muchas felicidades, nada de querer exigir muchas cosas o ver las cosas de forma muy compleja. El Reino de Dios es simple, es suave. El Reino de Dios no crea complicaciones. Y tenemos actuar, en este mundo, con la simplicidad y con la pureza del Evangelio.

Y viviendo todo eso, no podemos olvidarnos de la “perseverancia”, rezar por nuestra perseverancia y por la perseverancia de los nuestros. Y aquí perseverar no es simplemente aguantar firme y seguir en el camino de un día, dos días, un año, algunos años; sin perseverar hasta el fin. Muchos ya fueron del Señor y hoy no son más. No necesitamos juzgar a nadie, sino mirar nuestra postura. Quien está de pie, cuidar para no caer; y quien cayó levantarse y continuar caminando, porque en Dios, nosotros necesitamos perseverar y perseverar hasta el final.
¡Dios te bendiga!

Padre Roger Araújo
Sacerdote de la Comunidad Canción Nueva
fuente: Portal en español Canción Nueva

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