El Señor nos libera del poder de la muerte y de la esclavitud del pecado
Los pecados nos mantienen cautivos, esclavos.
Jesús, el Señor de la vida, vino a liberarnos del poder de la muerte y de la esclavitud del pecado.
“María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras” (Jn 20,18).
Nosotros, hoy, celebramos, de una forma muy alegre y festiva a Santa María Magdalena, la gran discípula y primer testigo de la Resurrección de Jesús. Debes recordar que María Magdalena fue la mujer liberada por Jesús, fue de ella de quien el Señor expulsó siete demonios.
Nosotros no podemos decir que María Magdalena era prostituta o si ella cometió este o aquel pecado, eso no es lo más importante. Lo más importante es que la “mujer vieja”, que en ella vivía, sepultada en los vicios y en los pecados, se encontró con Él, y su vida fue transformada.
Cuando decimos que de ella fueron expulsados siete espíritus, recordamos aquellos siete pecados capitales que guían y rodean las tentaciones de nuestra vida: la ira, la lujuria, que, en realidad, es la busca desenfrenada por el placer, la envidia, el orgullo y todos los pecados que dan origen a otros pecados en la vida humana.
Dios, cuando entra en la vida de una persona, hace una diferencia total, Él la libera del cautiverio de la muerte, de la esclavitud y de la sumisión del alma al pecado. A menudo, no tenemos los siete pecados, pero al menos uno de ellos nos aprisiona y nos rendimos más – o somos tomados por la vanidad, por la ira, por el temperamento rabioso; o somos tomados por la envidia o todavía por los placeres de la carne. Los pecados nos mantienen cautivos, esclavos, dependientes de ellos; por eso Jesús, El Señor de la vida, vino a liberarnos del poder de la muerte y de la esclavitud del pecado.
María Magdalena fue otra mujer después que se encontró con Jesús, después que Él la libero del cautiverio de la muerte y de la esclavitud del pecado, ella nunca más fue la misma mujer! Ella tuvo honor por ser la primera en testimoniar, la primera en encontrarse con Jesús Resucitado; ella proclamó a los discípulos y los otros que había visto el Señor, aquel mismo Señor que puede cambiar el sentido de tu vida.
Del mismo modo, si tu ya te encuentras con Jesús y Él dio sentido y transformó tu vida, si el Señor liberto tu vida del cautiverio de la muerte, no dejes de testimoniar, no dejes de anunciar, no te calles, proclámalo a los cuatro vientos, proclama que has visto el Señor, que Él esta vivo y esta resucitado!
Y se preguntan:¿Dónde?, Diles: “¡En mi vida yo siento viva en mi la victoria de Jesús Resucitado!”.
¡Dios te bendiga!
Padre Roger
Sacerdote de la Comunidad Canción Nueva
Sacerdote de la Comunidad Canción Nueva
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