sábado, 10 de noviembre de 2018

HACED AMIGOS


“Haced amigos”

    "El que dé a beber a uno de mis discípulos, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, no perderá su recompensa" (Mt 10,42)... Este es el salario que no perderá ni un solo día su valor: "Haced amigos con dinero injusto, a fin de que en el último día, os reciban en las moradas eternas".

    Las riquezas de las que disponemos no deben servir sólo para nosotros; con bienes injustos podemos hacer una obra justa y saludable, y aliviar a uno de los que el Padre ha destinado a sus moradas eternas... Qué admirable es, esta palabra del apóstol Pablo:"Dios ama al que da con alegría" (2Co 9,7), el que da limosna de buena gana, siembra sin contar con una cosecha tan abundante, y comparte sin murmurar, vacilar o retener... Y todavía es más grande, esta palabra que el Señor dice en otro lugar: "A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames" (Lc 6,30)...

    Reflexiona entonces sobre la magnífica recompensa prometida a tu generosidad: las moradas eternas. ¡Qué buen negocio! ¡Qué extraordinario suceso! Compramos la inmortalidad con dinero; ¡cambiamos los bienes caducos de este mundo por una morada eterna en los cielos! Por tanto, vosotros los ricos, que tenéis sabiduría, aplicaos en este negocio... ¿Por qué os dejáis fascinar por diamantes y esmeraldas, por casas que el fuego devora, que el tiempo derrumba, que un terremoto derriba? Aspirad sólo a vivir en los cielos y a reinar con Dios. Un hombre, un pobre, os dará este reino... Por otra parte, el Señor no dijo: "Dad, sed generosos, socorred a vuestros hermanos", sino "haced amigos". La amistad no nace de una sola vez, sino de una larga familiaridad. Ni la fe, ni la caridad, ni la paciencia son obra de un día: "pero el que persevere hasta el fin se salvará" (Mt 10,22).

San Clemente de Alejandría (150-c. 215)
teólogo
Sermón “¿Se puede salvar el rico?”, § 31

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