La Eucaristía es la semilla del sacrificio de Cristo inoculada en nosotros. En la Misa, Jesús viene y nos fecunda con Su redención. Las personas que presentamos a Él, los problemas, las situaciones en que vivimos, todo eso es asumido por Jesús en Su sacrificio redentor.Cuando nos damos cuenta del valor que tiene la intercesión de Jesús en la misa, descubrimos un gran tesoro. El fruto de la Pasión y Muerte de Jesucristo es canalizado hacia nosotros y hacia aquellos que presentamos en la celebración de la Eucaristía. Se canaliza a la Iglesia entera: a la Iglesia que sufre en el Purgatorio, a la militante que somos, caminando en este mundo y a la Iglesia gloriosa del cielo, que no necesita pero que también participa y se alegra al presenciar la realización del sacrificio de Cristo, renovándose continuamente en la faz de la tierra.Junto con los ángeles son los santos, nuestros intercesores que ruegan por nosotros. Los santos, que fueron los héroes de la Iglesia, probaron con su vida su adhesión a Jesús, al Evangelio y a la vida cristiana. Procura hacer esta experiencia de intercesión, a través de la Santa Misa y saca por tus propios medios la conclusión. Si tienes oportunidad házlo hoy mismo, no pierdas tiempo!¡Jesús Sacramentado, Nuestro Dios Amado!
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
No hay comentarios:
Publicar un comentario