Jesús te invita a abrir tu corazón para entender a tu hermano y sentir con él.
¿De qué forma has practicado el diálogo constructivo esta mañana?
Pon atención en cómo te expresas y cómo haces silencio para que tu hermano hable. Todo requiere práctica; continúa intentando el resto del día.
Repite al ritmo de tu respiración: “Señor, dame tu paz.”
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