Estamos llamados a volver al Cenáculo, para tener un nuevo Pentecostés
Por la efusión del Espíritu, la Iglesia se manifiesta al mundo y es, a la vez, impulsada por Él. El Espíritu la inauguró en el mundo. El Espíritu Santo es dado en Pentecostés en una gran efusión; por esa razón, el proyecto de Dios es hacerlo público. A veces, las personas confunden la expresión: “efusión del Espíritu Santo”, que viene a ser el acontecimiento por medio del cual Dios nos da una nueva gracia de vivir una nueva vida.
El Espíritu Santo derrama muchos dones sobre la Iglesia, pero ni el obispo ni el padre son sus propietarios, mucho menos la Renovación Carismática Católica (RCC). El Espíritu Santo no quiere cerrar las cosas, sino abrirlas. Por ejemplo: es propio de los obispos tener el don de discernimiento, es decir, identificar lo que el Espíritu Santo dice a la Iglesia, pero eso no quiere decir que solamente ellos lo tengan. Ellos necesitan estar abiertos a nuevas mociones.
El Espíritu Santo de Dios es para todos. Dios da la gracia propia para que ejerzamos nuestras funciones. Él nos da los dones necesarios. Muchos hombres y mujeres descubrieron que Pentecostés es un hecho que se actualiza en sus vidas.
El perfil del apóstol de la efusión del Espíritu Santo es el de abrirse con docilidad a los dones del Espíritu, acogiendo los carismas y no olvidando que estos (los carismas) son dados a todos. Ser apóstoles de la efusión, preparar a las personas, es clamar el bautismo en el Espíritu Santo, rezar por las personas, imponer las manos. El carisma no es para atraer a las personas hacia nosotros, para aparentar, sino para conducirlas a Dios.
En 1974, participé de un grupo de oración y allí recibí la efusión del Espíritu Santo (eran los primeros encuentros de la RCC). Era una gracia para tantas, y tantas personas, que hoy son personas maduras y formadas en la oración, porque tuvieron sus vidas renovadas por el Pentecostés.
Se necesitan grupos de oración y momentos de oración carismática, porque corremos el riesgo de transformar la Renovación Carismática en promoción de encuentros de masa. Eso es bueno, pero se debe tener la experiencia de grupo de oración.
Estamos llamados a volver al Cenáculo, para tener un nuevo Pentecostés, pues es el Espíritu Santo quien nos hace experimentar el fuego del amor. El Pentecostés nos impulsa a llevar al mundo el vigor del Espíritu y Él da vida a nuestra Iglesia. Cuando nos abrimos a la efusión del Espíritu Santo, Él refuerza nuestro encuentro.
Mons. Alberto Taveira
Obispo de Palmas – To
Brasil
Publicado en Portal español: Canción Nueva
Obispo de Palmas – To
Brasil
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