domingo, 9 de noviembre de 2014

Unidad no es uniformidad


''La alabanza es la inspiración que nos da la vida, porque es la intimidad con Dios que cada día crece con la alabanza'', prosiguió Francisco explicando el ''funcionamiento'' de la vida espiritual con el ejemplo de la respiración humana. ''La respiración -afirmó- tiene dos fases: inhalar, o sea meter el aire dentro y exhalar, esto es, dejarlo salir. La vida espiritual se alimenta, se nutre con la oración, y se manifiesta en la misión: inhalación, la oración, y exhalación. Cuando respiramos, en la oración, recibimos el aire fresco del Espíritu y al exhalarlo proclamamos a Jesucristo suscitado por el mismo Espíritu. Nadie puede vivir sin respirar. Lo mismo sucede con el cristiano: sin alabanza y sin la misión no vive como un cristiano. Y con la alabanza, la adoración... Se habla poco de adorar... ¿Que hacemos al rezar? Pedimos cosas a Dios, damos gracias... Pero la adoración, adorar a Dios... Esto forma parte de la respiración: la alabanza y la adoración''.
El Papa subrayó después que fue Renovación Carismática quien recordó a la Iglesia la necesidad y la importancia de la oración en la alabanza que es ''el reconocimiento de la soberanía de Dios sobre nosotros y sobre toda la creación expresado en la danza, la música y el canto.. La oración de alabanza nos hace fecundos. Sara se puso a bailar cuando supo que era fecunda ¡a los noventa años! La fecundidad alaba al Señor... Y junto con la oración de alabanza, la de intercesión que hoy es un grito al Padre por nuestros hermanos cristianos perseguidos y asesinados, y por la paz en nuestro mundo, trastornado''.

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