martes, 6 de noviembre de 2018

COMPRENDIENDO LA PALABRA 061118


«Dichoso el que participará del banquete en el Reino de Dios»

Dice el salmista: «El pan da fuerzas al corazón del hombre y el vino le alegra el corazón» (Sl 103, 15). Para los que creen en él, Cristo es alimento y bebida, pan y vino. Es pan cuando nos da fuerza y firmeza, según lo que dice Pedro: «Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia que os ha llamado como cristianos a su eterna gloria os restablecerá, os afianzará, os robustecerá» (1P 5,10). Es bebida y vino cuando alegra, según dice el salmista: «Alegra el alma de tu siervo pues levanto mi alma hacia ti, Señor» (Ps 85,4).

     Todo lo que en nosotros es sólido, firme, alegre y gozoso para cumplir los mandamientos de Dios, soportar los males, actuar según la  obediencia, defender la justicia, todo esto es fuerza que nos da este pan o gozo que nos produce este vino. ¡Dichosos aquellos cuya actuar es sólido y gozoso! Y puesto que nadie lo puede por sí mismo, dichosos son los que desean ávidamente vivir según lo que es justo y honesto y ser en todas estas cosas fortificados y gozosos gracias a aquel que dice: «Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia» (Mt 5,6). Si desde ahora Cristo es pan y bebida para la fuerza y gozo de los justos ¿cuánto más lo será en la vida futura cuando se dará sin medida a los justos?

Balduino de Ford (¿-c. 1190)
abad cisterciense, después obispo
El sacramento del altar, II, 3 ; PL 204, 691

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