«Ser servidor»
El obispo, que está a su cabeza, es su servidor... Que el Señor nos dé, pues, con la ayuda de sus oraciones, ser y permanecer hasta el final siendo aquello que quieren que seamos...; que nos ayude a cumplir lo que él nos ha encargado. Pero sean quien seamos, no pongan en nosotros su esperanza. Me permito decirles esto en calidad de obispo: quiero regocijarme por ustedes y no llenarme de orgullo... Hablo ahora al pueblo de Dios en nombre de Cristo, hablo en la Iglesia de Dios, hablo como pobre siervo de Dios: no pongan su esperanza en nosotros, no pongan su esperanza en los hombres. ¿Que somos buenos? Somos servidores. ¿Que somos malos? Seguimos siendo servidores. Pero los buenos, los fieles servidores son los verdaderos servidores.
¿Cuál es nuestro servicio? Pongan atención: Si tienen hambre, y no desean ser ingratos, observen de qué bodega sacamos las provisiones; pero el plato en el se sirve aquello de lo que tienen avidez de comer, ese no lo miren. «En una gran casa, no hay sólo vajilla de oro y plata, hay también vajilla de arcilla» (2Tm 2,20). ¿Su obispo es similar a un plato de plata, a un plato de oro, o a un plato de arcilla? Tú, mira si este plato contiene pan, y de quién viene este pan, y quién lo da para que te lo sirvan. Observen quién es aquel del que yo hablo, quién me da el pan que se les sirve. Él es el pan: "Yo soy el pan vivo, bajado del cielo" (Jn 6,51). Servimos a Cristo, en lugar de Cristo..., para que él pueda llegar a ustedes y sea el juez de nuestro ministerio.
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón para la Ordenación de un obispo, 3, 9; Guelferbytanus n°32, PLS 2, 637
(Trad.©Evangelizo.org©)
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